miércoles, 2 de marzo de 2016

Melanomancia: los lunares hablan de uno, Lectura de los lunares



Entre todas las mancias, o artes interpretativas de la personalidad mediante distintas lecturas, una de las menos conocidas es la melanomancia, que es la adivinación mediante la lectura de los lunares presentes en el cuerpo.

Esta mancia se remonta al siglo XVII, cuando estudiosos de las señales del cuerpo comenzaron repararon en que todas las personas tenían al menos algún lunar, y es así que comenzaron a tener en cuenta estas marcas de la piel para conocer detalles de la personalidad de alguien. Encontraron además que estas marcas cambiaban ante determinados acontecimientos de la vida de las personas y describían ciertos rasgos generales de personalidad según su ubicación.

Los lunares cuentan información muy interesante sobre el carácter de una persona, y pueden además presagiar la fortuna que tendrá en algunos aspectos de su vida. Es que de hecho, se los llama lunares por la influencia de la Luna en su aparición, teniendo en cuenta que desde la Antigüedad, se le atribuye a la luna influencia en nuestro carácter y emociones.

Existen astrólogos que se especializan en analizar el color, la forma, el tamaño y el lugar de los lunares para ayudar a conocer aspectos de la personalidad, y qué deparará el destino. En términos generales, los lunares claros son positivos y son señal de buena suerte, mientras que los de color oscuro suelen ser negativos.

Cuanto más simétrica y redonda la forma del lunar, más positivo será lo que dice, mientras que si son alargados marcan conflictos.

En los ojos: señalan talento y sabiduría. Una persona distinguida, correcta, trabajadora e inteligente podría tener un lunar cerca del párpado.
En labios: Persona con buenas intenciones y con mucha ambición. Pasión,  sensualidad.
En la mejilla: Persona muy espiritual y amante de la sabiduría.
En la frente: Éxitos en el amor y en los negocios.
En la barbilla: Tanto a la derecha como a la izquierda, dan cuenta de afabilidad y disposición generosa.
En el hombro: las personas que no se conforman y quieren cambiar el mundo tienen lunares en el hombro.
En el brazo: Tanto en el derecho como en el izquierdo, presagia una vida afectiva intensa y apasionada.
En el codo: son signo de viajes, amor a los deportes, interés por las profesiones y muchas probabilidades de conseguir lo que desea.
En la mano: indican salud y amor. Sobre los dedos, significan posesión de virtudes, aunque pueden ser vicios exagerados
En la muñeca: son indicio de que la persona tiene buena energía. Sobre la muñeca derecha, un matrimonio exitoso.
En el ombligo: en los hombres, buena destreza para los deportes, negocios y juegos de azar. Para la mujer, tendencia por la vida matrimonial y deseos de formar una gran familia.
En las caderas: Felicidad, erotismo, enamoramientos, también naturaleza práctica y un carácter ingenioso y calculador.
En la pierna: una persona con fuerza para atravesar los obstáculos que se le interponen por el camino, con objetivos claros, que logrará lo que se proponga.
En la rodilla: una persona que intenta agradar a todo el mundo, amable y gentil
En la espalda: persona con poca paciencia e irreflexiva.
En el vientre: hedonismo, culto a los placeres más instintivos.
En el tobillo: en el hombre, indica una personalidad tranquila, que necesita que lo empujen para hacer las cosas que desea, mientras que si se trata de una mujer, es aventurera y desea siempre destacarse y ser admirada.
En el talón: señala a personas activas, decididas, inclinadas al mundo de las artes, los deportes y los negocios, con los objetivos claros.
En el pie: se ve en personas con tendencia a la melancolía y a la vida sedentaria.

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