domingo, 14 de febrero de 2016

¿Qué son las premoniciones?



Tener premoniciones es captar algo que todavía está por acontecer.

Premonición e intuición no son lo mismo, aunque pueden ir de la mano. Una persona muy intuitiva es capaz de sentir o percibir algo que no es visible para los demás, pero no necesariamente tiene que ver con un acontecimiento futuro, sino que puede ser algo del momento presente o del pasado.

La intuición a menudo nos pasa desapercibida porque no acostumbramos a atender a esa parte o no ha sido desarrollada por diversos motivos. A veces es difícil ponerle palabras a eso que intuimos, quedando como una vaga sensación que sólo después, toma sentido a la luz de los acontecimientos.

Pero eso no es lo mismo que una premonición, que se refiere a un hecho que está por acontecer todavía, y que por alguna misteriosa razón, la persona puede captar, bien en sueños, bien durante la vigilia.

Los científicos no se ponen de acuerdo acerca del fenómeno de las premoniciones, ni saben a qué es debido o que factores pueden acentuarla. Clasifican esto como un hecho paranormal, o bien lo atribuyen a la casualidad, sin tomarlo demasiado en cuenta. Una probable explicación, podría ser que para el inconsciente no existe el tiempo lineal.
¿Por qué algunas personas tienen premonicones y otras no?

Sucede, que por naturaleza, hay quienes están más en contacto con el hemisferio derecho del cerebro, que es el que rige lo simbólico, intuitivo, creativo, etc., y por tanto tienen más facilidad o tendencia a conectar con una realidad invisible y no tangible, que el resto de las personas.

También facilita esa apertura recibir una educación más permisiva en ese sentido, en la que forma parte de la "normalidad" y no se tiene como fantasía o es objeto de burla y rechazo, por los padres u otros adultos. En muchos casos en los que hay una percepción acusada, como las premoniciones, se han heredado las facultades de uno de los padres o abuelos, que ya han desarrollado esta habilidad.
¿Se tenían en cuenta en la Antigüedad?

Si miramos hacia atrás, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, aparecen numerosos ejemplos de premoniciones, sobre todo a través de los sueños, o de hechos simbólicos o percepciones. Es bastante conocido el sueño que tuvo Abraham Lincoln pocos días antes de ser asesinado, en el que se veía de cuerpo presente, después de haberse perpetrado el crimen.

En algunas culturas se utilizaban ciertos rituales, a menudo acompañados de sustancias específicas para provocar otro estado de conciencia, durante los cuales se recibía información trascendente. En estos casos era algo buscado y había quien se encargaba de ello, siendo instruido por un antecesor o bien por tener dotes de nacimiento para ello. Solía ser el chamán, brujo, adivino, mago… dependiendo de las culturas o de la época.

En tiempos anteriores se daba mucha más credibilidad a esta circunstancia, confiándose casi ciegamente en la persona designada para predecir acontecimientos o dar información importante que fuera de utilidad. Aún si la premonición venía sin buscarla, de alguien no preparado para ello, por lo general se la atendía igualmente.
Sueños y premoniciones

Mientras estamos dormidos, ocurren fenómenos relacionados con aspectos desconocidos, que de algún modo facilitan la entrada a otras realidades o estados.

La mayoría de premoniciones están interconectadas con los sueños. El lenguaje de los mismos está sujeto a un código personal, es metafórico y complicado de interpretar. Habitualmente es difícil distinguir si se trata de un sueño corriente o de algo que va a suceder.

Algunas personas sienten muy claramente esa diferencia y son capaces de reconocerlos, aunque la mayoría, sólo ven confirmado el sueño posteriormente, cuando se da el acontecimiento. En ambos casos, no debe aparecer nunca culpabilidad por haber tenido una premonición y no haber conseguido impedir una desgracia anunciada previamente, ya que pocas veces se puede evitar o no depende de una sola persona que no ocurran los hechos.

¿Se puede hacer algo para tener premoniciones?

Para facilitar el acceso a este tipo de información, habría que cultivar la intuición, escuchando y atendiendo a esa "voz interior" que solemos ignorar, y que nos avisa con frecuencia en algunas situaciones. Haciendo caso a las certezas sin base aparente y siguiendo nuestros dictados interiores, estamos desarrollando la percepción que nos lleva a tener sueños premonitorios o premoniciones durante la vigilia.

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